viernes, 22 de abril de 2016

Trenza.

Y si te hubiera besado antes de irte,
probablemente me estarías abrazando
a la orilla del mar viendo el atardecer.
Y mis lágrimas dejarían de ser por tristeza
y serían por puro placer de tenerte en mi vida.
Y si te hubieras ido en febrero
y no en noviembre,
probablemente hubiese dejado de llorar
en diciembre.
Y así de a poco.
Porque la última vez que te besé
no volví a llorar
hasta que decidiste
desaparecer.
Y creo que te amo de verdad:
porque sé que puedo vivir sin ti
y aún así no quiero perderte.
Porque eres realidad en toda mi vida.
Y voy a quedarme otro rato sin ti
para que me veas y decidas sentarte conmigo
a ver en lo que nos equivocamos.
Y amarnos bien.
Te quiero,
no llena todo el sentimiento
correspondiente hacia ti.
Te amo,
es la mitad del sentimiento representado.
Te adoro,
es lo más cercano y lejano
del sentimiento mostrado.
Y me quedaré esperando,
noche tras noche,
tormenta tras huracán,
terremoto tras fin del mundo,
me quedaré esperando por ti
sentada en nuestra esquina favorita
por tu beso de regreso.
Y creo que eres la banda sonora de
mi vida.
Porque cada vez que hablas,
me dan ganas de bailar
pero tomada de tu mano,
besando las nubes
y abrazando la luna.
Y saltando de constelación en constelación.
Y si hubieras atado más fuerte
la última trenza que hiciste
en mi cabello
aquella noche de lluvia,
te hubiera regalado el deseo
de una vida a mi lado.

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