Ambos éramos jóvenes,
estúpidos, irremediablemente temerosos,
y un poco fuera de control.
Pero sabíamos que podíamos ser felices juntos.
... porque éramos el mismo error.
Y sabíamos que éramos la mitad del otro,
pero hablábamos más del silencio
que de nuestro cruel destino inesperado.
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