Me has roto
el corazón
y esta es
definitiva
ya no sé si
llamarte "vida"
o si
siquiera llamarte.
Tienen razón
cuando dicen
que las
palabras son sólo palabras
hasta que no
hayan actos de ellas.
Lo he
confirmado.
No sé,
algunos
dicen que soy una valiente
porque los
golpes de la vida
me los
guardo bien bajo la manga,
pero no es
así.
Me has
quemado
con una
mentira
que sonaba
fresca a lo lejos.
Me entregué
de una forma entera
a tu corazón
ya lastimado
e intenté
cuidarte
pero fue
tarde.
Ahora,
tus amigos
me dicen que cambiaste
luego de
dejarme,
que dejaste
de ser el de antes.
Ellos dicen,
que fui la
mejor decisión que
tomaste en
tu vida
y que el
mayor error fue olvidarme.
Escuché
que
encontraste a alguien más
para
despojarte
de dolor.
Qué te digo,
amor
pérdido:
ya no me
queda nada en este cuerpo desnudo
que dejaste
al borde del abismo
en una noche
de noviembre.
Ya no me
queda nada
en estos
ojos cafés
a los que
les apagaste la luz
al irte de
la habitación
que era mi
corazón.
Ya te vas,
más temprano
de lo usual
y siento que
no vas a volver.
Ahora
hablaré en tercera persona:
A ella se le
acabaron las noches tranquilas,
a ella se le
acabaron futuros llenos de vida,
ahora llueve
más en sus ojos que en el cielo.
Ella ya no
puede amar,
porque ama a
medias,
porque todo
se quedó con él.
Cada noche,
su cama es
un refugio
en contra de
los recuerdos
que le
llevan las estrellas.
Pero...
Yo tengo
miedo de perderte
y perderme
contigo,
porque mi
amor ha sido infinito.
Tanto como
tu partida.
Y quiero
decirte adiós,
pero son
palabras que están selladas
en lo
profundo de mi ser.
Porque verte
ir
es más
doloroso que ver que mi vida
se va
contigo.